Una familia feliz tiene normas

Cuando una pareja decide tener hijos y formar una familia, todo es maravilloso. A medida que los niños crecen, se va haciendo necesario que asuman que todos los miembros de la familia, cada uno dentro de sus capacidades y de su nivel de responsabilidad, deben respetar una serie de normas de la casa. Los papás, junto con los pequeños, son los encargados de establecer las reglas que se observarán en el hogar.

Una vez establecidas estas normas, de la familia, en definitiva, los papás deben asegurarse de que los niños las entienden, las asumen y las respetan, así como avisarles cuando las normas no sean respetadas debidamente. Fundamental es que mamá y papá sean los primeros que respeten las reglas familiares, puesto que de su ejemplo depende que los niños las respeten también. 

• Los niños necesitan reglas y límites para sentirse seguros y crecer equilibradamente.  Los pequeños son una especie de recipiente que los papás deben llenar: la educación es la base y la guía para su desarrollo como personas que viven en sociedad.

• Cuando los niños aprenden, asumen y respetan las reglas de la casa establecidas por los papás, también aprenden a convivir con sus semejantes en la escuela, en el parque, en casa de otros familiares o amigos… En definitiva, aprender en casa para aplicar estos conocimientos fuera de ella.

• Se trata de que cada uno haga las cosas que quiera o necesite hacer sin invadir la libertad de los demás. Todo tiene cabida si se hace dentro de unos límites, con empatía, con respeto y conscientes de que estamos conviviendo en un espacio que es de todos, pero que son los papás quienes deben marcar el camino a seguir.

Cómo se enseñan y se hacen respetar las reglas de la casa

Para hacer respetar las normas de la casa, los papás deben tener clara una premisa fundamental: las normas deben ser pocas, claras y sencillas, para que los niños puedan entenderlas y llevarlas a cabo.

• Por supuesto, la edad del peque marca la diferencia: cuanto más pequeño es el niño, menos reglas y más claras deben ser. A medida que va creciendo, podrá aprender y aplicar un número mayor de órdenes e incluso realizar sus propias propuestas según sus necesidades.

Las normas siempre deben consensuarse: toda la familia, incluidos los niños, deben estar de acuerdo en aceptar las normas, y todos deben tener voz y voto, si bien los papás tienen la última palabra.

Si una norma es quebrantada por cualquier miembro de la familia (incluidos los papás), debemos reconocer el error, reflexionar sobre ello e intentar hacerlo mejor la próxima vez. Los niños deben entender que tienen todo el derecho a equivocarse, pero también deben ser conscientes de sus equivocaciones, para mejorar cada vez más en la convivencia.

El ejemplo de los papás: ¡es la clave!

Es una obviedad, pero es necesario recordarlo. La mamá y el papá son los primeros que deben respetar las normas de la casa y hacerlas suyas. Solo así, el niño entenderá que eso es lo que hay que hacer.

En cualquier aspecto de la educación, el ejemplo de los padres es la base sobre la que el pequeño construye sus valores y costumbres, haciéndolos propios e identificándose con ellos.

Seamos conscientes, siempre debemos intentar actuar de forma coherente delante del niño. Las contradicciones confunden a los niños y hacen tambalear estos cimientos. Por supuesto, todos nos equivocamos, pero, una vez más, es importante aceptar los errores y demostrar que queremos mejorar y rectificar. 

Las reglas de la casa pueden variar en función de la familia, sus costumbres, sus creencias, sus valores, su cultura, etc. Sin embargo, existen unas reglas que, básicamente, son muy parecidas en todas las familias, al menos en las sociedades occidentales.  Estas son algunas de ellas.

1. Respetar la libertad de los demás y respetarnos a nosotros mismos.

2. Ser educados y amables. Si estamos enfadados, es mejor pedir que nos respeten, retirarnos y esperar a que se nos pase, antes de reaccionar de forma agresiva.

3. Usar un tono de voz adecuado, sin gritar ni ser agresivos hablando.

4. No debemos interrumpir si alguien está hablando y tenemos que procurar escuchar antes de intervenir.

5. No pegar ni faltar al respeto a ningún miembro de la familia, ni a nadie que venga a nuestra casa.

6. Dar siempre las gracias y pedir las cosas con educación.

7. Pedir permiso para utilizar las cosas que no son nuestras.

8. Compartir nuestras cosas con los demás.

9. Pedir disculpas si hemos actuado mal y pensar sobre nuestro error.

10. Respetar las cosas comunes de la casa y dejarlo todo como nos gusta encontrarlo: recogido, limpio y ordenado.

11. Ser conscientes de la situación familiar y adaptarse a ella sin reproches ni exigencias (enfermedades, posible convivencia con abuelos, situación laboral y económica…).

12. Colaborar en las tareas del hogar. Si es posible, disponer de un organigrama que todos deban cumplir en función de sus capacidades, su edad, etc.

13. Establecer horarios de deberes escolares y juegos. Respetar estos horarios escrupulosamente.

14. Irse a dormir a la hora determinada por los papás y respetar el descanso de los demás.

15. La más importante: ¡QUERERSE MUCHO, COMPARTIR MOMENTOS Y RESPETARSE SIEMPRE!