El Valor de las emociones

En los momentos en los que aún nos movemos, atravesamos situaciones donde hablar de emociones roza la cotidianidad. Pero… ¿sabemos qué son y por qué nos acogen? Las emociones son respuestas  ante eventos, precedidas por cogniciones que pueden ser más o menos conscientes. Implican pensamientos, creencias, juicios y evaluaciones.

Éstas desarrollan expresiones fisiológicas en nuestro cuerpo y van acompañadas de reacciones de placer/disfrute o dolor/malestar.

¿Buenas o malas? Los juicios

Normalmente siempre hemos asociado determinadas emociones a aspectos negativos y otras, a aspectos positivos. Pero realmente lo hemos realizado así por la manera en la que valoramos esas emociones o las gestionamos. No nos enseñan cómo gestionar la ansiedad o la tristeza cuando realmente son igual de valiosas que la alegría y la sorpresa.

Nos angustia sentir “emociones negativas” por el hecho de no saber darles espacio… Simplemente intentamos evitarlas y no entrar en ellas; es entonces cuando se hacen más grandes, más intensas.

Solemos mostrar resistencia ante ciertas emociones por basarnos en ideas preconcebidas sobre nosotros mismos pero que son idealizadas y no reales. Esta manera de afrontar las emociones, fomenta la seguridad a corto plazo, pero a la larga puede causar deterioro, inmovilidad y frustración.

¿Qué hacer con las emociones?

Para la gestión emocional es esencial trabajar los prejuicios.

Muchas veces nos bloqueamos con ciertas emociones porque queremos encontrar motivos de por qué nos aparecen, desde un lugar de enfado. Y esto tiene que ver con el sentido de identidad, con ideas preconcebidas de nuestro modo de ser y hacer.

Detrás de cada emoción hay un mensaje. Las emociones aparecen como reacción de lo que estamos viviendo, por ello… preguntarnos qué nos quieren decir, por qué las vivimos así en ese momento y qué me vienen a enseñar de mi mism@ que no quería ver o no me convenía reflejar en mi entorno… es adaptativo, importante y necesario dentro de la salud mental de todo ser humano.

Las emociones son vehículos excelentes hacia el cambio. Nos ayudan a crecer y tener mejores ideas de quienes somos. 

Estrategias para la gestión emocional

El paso principal para poder llevar una buena gestión emocional es no reaccionar, sino responder con consciencia y calma ante ellas. 

1. Crea una pausa entre estímulo y respuesta

Esto ayuda a no reaccionar de manera impulsiva, sino hacer este proceso con calma… para poder decidir libremente cómo y con qué recursos actuar y no responder de manera automática.

2. Orienta tu atención hacia adentro

Es recomendable orientar la atención hacia lo que se está moviendo dentro de un@ y ver realmente qué estamos sintiendo, ponerle nombre, reconocerlo.

3. Reflexiona sobre el sentido y el porqué de estar sintiéndote así, sin juzgar

Encontrarle la utilidad y qué mensaje nos quiere decir dicha emoción.

4. Acepta que sentir es atribuir matices a lo que nos mueve día a día

Solo desde la aceptación y no desde la resistencia, es desde donde puede surgir el cambio y el desarrollo.

5. Modula la respuesta

¿Qué podemos hacer con esto que estamos sintiendo? Quizás la primera respuesta que se te ocurre sea evitar el malestar cuando nos invaden emociones negativas y disfrutar las positivas, no te preocupes, casi todo el  mundo responde así porque estamos condicionados por la idea de que ese malestar es malo y hay que evitarlo a toda costa. Tendemos a orientar todo nuestro esfuerzo en restituir un desequilibrio y déjame decirte que esto, aunque parezca contraintuitivo, no es del todo saludable, el malestar es necesario para aprender a manejarnos entre diversas opciones, optar a mejores respuestas y sobre todo culminar cualquier situación con éxito personal; que no es sinónimo de alegría y jovialidad, en todos los casos,  si no de aprendizaje.

Vive las emociones como lo que son, claves para conocerte a ti mism@ más y mejor, con libertad, templanza y sobre todo, con perspectiva de aprender e innovar en tu presente. No las veas como algo que hay que evitar, enemigo de las noches o malestar permanente. Conocer qué sucede y porqué es la clave del mejor de los desarrollos.