El Dia Mundial de la Felicidad ¿existe?

Dicen que la felicidad absoluta no existe, que solo existen pequeños momentos felices. La clave está en saber disfrutar al máximo esas ocasiones, e hilvanar esos retales de bienestar para construir con ellos una capa confortable que nos haga sentirnos a gusto con nosotros mismos. Pero, ¿Qué cosas son las que nos proporcionan placer y satisfacción? Veamos algunas de ellas para celebrar que se aproxima el ‘Día Más Feliz del Año’.

Estamos en la época del año de la luz y el sol, de los días largos y las temperaturas que animan a salir a la calle y disfrutar al aire libre. Es la antesala del verano, de los planes de vacaciones, del descanso tras un largo año de trabajo… Todos estos factores nos transmiten optimismo y positividad. Por ello, en 2005 un grupo de expertos (psicólogos y meteorólogos) eligieron el 20 de junio como el día más feliz del año, tras analizar las emociones de miles de personas durante esta fecha del calendario. Le llaman también Yellow Day, en contraposición con el Blue Monday, el tercer lunes de enero, que es considerado el día más triste del año.

¿Por qué amarillo (yellow, en inglés)? Porque este color se asocia con la luz, y está comprobado científicamente que los días soleados aumentan la producción de serotonina en el cerebro, la hormona de la felicidad y el buen humor. Además, el amarillo es un color que transmite energía, y también estimula la creatividad.

Pero, además de todos estos elementos, existen otras muchas pequeñas cosas en nuestro día a día que nos proporcionan felicidad, que nos hacen sentir bien, que nos alegran el día. 

EL BIENESTAR LABORAL. Uno de los aspectos que más influye en nuestro equilibrio emocional es el hecho de sentirnos bien en el trabajo. Si en el desempeño de nuestras funciones nos sentimos valorados, escuchados, motivados, tenemos un desarrollo personal y profesional, unas relaciones interpersonales favorables y unas condiciones que favorecen la flexibilidad y la conciliación, no solo seremos más productivos para la empresa en la que trabajamos, sino que, además, esa felicidad laboral se trasladará también a nuestro entorno familiar. 

“Cuando una persona trabaja en un entorno que no es saludable desde el punto de vista psicosocial tendrá menos compromiso con el proyecto y será menos productiva, tendrá más tendencia al absentismo e incluso, en casos más graves, podrá llegar a necesitar una baja por estrés, ansiedad o depresión. Sin embargo, si le permitimos desarrollarse dentro de la organización y contribuir a un propósito, verdaderamente estaremos cuidando su salud emocional y facilitando su posibilidad de ser feliz”, asegura Anabel Fernández Fornelino, CEO de Affor Health[https://anws.co/cmoBf/{ac58e86b-b392-424f-93b8-22fe2eb2e732}], consultora de prevención psicosocial.

LA FAMILIA. Los lazos familiares son uno de los soportes clave de la vida e influyen directamente en nuestra felicidad. La relación paternofilial es, a pesar de los momentos difíciles que puedan existir, una de las más gratificantes. Pero también las conexiones con los hermanos o primos, y por supuesto, con los abuelos.

LAS MASCOTAS. No es una exageración decir que, cuando uno tiene un perro o un gato en casa, es como un miembro más de la familia. Su amor, además, es incondicional. Siempre están ahí para recibirte cuando llegas a casa, para acompañarte cuando estás solo, para acurrucarse junto a ti y sentir su consuelo cuando tienes un mal momento… Los animales son capaces de transmitirte su alegría. Por eso, tener una mascota es tener más motivos para sentirse bien.

“Las mascotas tienen la capacidad de llenar un hogar de alegría con su energía y compañía, y nos transmiten su amor desinteresado. Requieren de nuestros cuidados, pero también de nuestro amor, y su moneda de cambio es el cariño. Los animales crean relaciones individuales con los humanos de apego y fidelidad”, apunta José Ángel Rosell, CEO y fundador de Natuka[https://anws.co/cmoBh/{ac58e86b-b392-424f-93b8-22fe2eb2e732}], una startup de alimentación animal que apuesta por mejorar la salud de las mascotas a través de lo que comen. 

LA COMIDA. Vivimos en un país en el que la mayoría de las cosas se celebran comiendo. Compartir una buena mesa es una experiencia social vinculada a la diversión, el disfrute y las buenas noticias. Son momentos de intercambiar risas, conversaciones profundas o entretenidas, sensaciones de proximidad y empatía. Pero además, la comida en sí misma nos produce también un placer físico, pues contribuye a aumentar o disminuir determinados neurotransmisores que pueden afectar a nuestro bienestar, estado de ánimo y energía vital.

“Somos el único animal que elige la comida por la sensación placentera que nos puede producir, por delante de su necesidad biológica o sus valores nutricionales, e incluso hemos elevado lo culinario al nivel de arte. Por otro lado, hay alimentos que afectan positivamente a nuestra salud y nos hacen sentirnos mejor. 

VIAJAR. Pocas cosas hay que produzcan más placer a la inmensa mayoría de las personas que un viaje. El hecho de preparar la maleta, siendo una tarea que no gusta a todo el mundo, ya nos permite visualizar lo que nos espera y empezar a disfrutarlo en nuestra mente. Coger un avión ya nos provoca estímulos positivos. Llegar a nuestro destino, sea de playa o montaña, de pueblo o ciudad, dentro o fuera de España, es el punto de partida de unos días en los que nos dedicaremos a disfrutar y ser lo más felices posible.

AYUDAR A LOS DEMÁS. Somos seres sociales, vivimos en comunidades, nos necesitamos unos a otros, y la generosidad es uno de los aspectos materiales que mejor nos hace sentir con nosotros mismos. 

Ayudar a otros nos hace sentirnos útiles, reforzando nuestra confianza en nosotros mismos. Se suele decir que recibe más el que da que el que recibe. Y es que la generosidad produce oxitocina, que reduce el estrés y es conocida como una de las hormonas de la felicidad”. 

Celebremos este día más feliz del año con aquello que mejor nos haga sentir.

¡Feliz Yellow Day y feliz verano!